Gas natural licuado regasificado gestionable en el sistema interconectado
Noviembre de 2021
Estudio que incluye el análisis e impactos de la metodología de Gas Natural Licuado Regasificado Gestionable, elaborada por el Coordinador Eléctrico Nacional.
Estudio financiado.
Descripción
A inicios de septiembre, el Coordinador implementó una nueva metodología que le permite programar el uso de volúmenes de Gas Natural Licuado Regasificado (GNLR), que, según sus propias proyecciones, pudieran enfrentar restricciones de almacenamiento en el corto plazo. En términos simples, el Coordinador puede priorizar a su arbitrio la operación de las centrales termoeléctricas a gas, respecto de las otras unidades interconectadas al sistema. Según el Coordinador, la iniciativa reforzaría las medidas incluidas en el reciente decreto preventivo de racionamiento1, pues, a su juicio, minimizaría las restricciones de capacidad de infraestructura en la regasificación del GNL.
A diferencia de la norma vigente2, que permite que sean los mismos generadores quienes definen cuáles volúmenes podrían ser inflexibles, es el Coordinador ―que en base a sus proyecciones ― determina los volúmenes semanales de GNL que deben tener prioridad en la generación y que, en una segunda etapa, son asignados horariamente mediante técnicas de optimización. Un mecanismo muy similar a la propuesta hecha por la CNE a mediados de este año, base de la nueva norma técnica de operación de las unidades a gas3.
En la práctica, la aplicación de la nueva metodología ha implicado una importante generación obligada de las centrales a gas, traduciéndose en una brusca caída de los precios spot del sistema interconectado y desacoplándolos de los precios internacionales de los combustibles fósiles, que han alcanzado sus máximos históricos.
Las simulaciones de la operación muestran que la aplicación de la metodología del Coordinador provocó, entre el 4 y 30 de septiembre, una colocación forzada de un promedio de 6 MMm3/d de gas, implicando una menor generación en base a gas flexible con precio, carbón e hidroelectricidad. También derivó en que el precio spot en la barra de Quillota 220 KV, cayera en US$31/MWh, un 33% por debajo de los precios que deberían haber resultado de un despacho sin restricciones de colocación forzada del gas.
En ese mismo período, el cambio en los despachos y en los precios spot del sistema interconectado alteró las transacciones comerciales entre los generadores. Los generadores que fueron asignados por el Coordinador con generación obligada a gas, redujeron sus compras de energía en el spot en, al menos, un total de 29 MMUS$, un 42% menos que las compras que se habrían hecho de no existir la restricción de gas. Estas menores compras de energía se reflejaron como menores ventas de los generadores excedentarios, en su mayoría centrales de energía renovable.
La nueva metodología no abordó la problemática de fondo que se ha discutido en el sector, la cual se refiere a la modelación de las flexibilidades en las compras de GNL, como, por ejemplo, el desvío de buques hacia otros terminales internacionales, el make-up LNG o el retraso en la llegada de los buques; resultando, en la práctica en un mecanismo similar a las declaraciones de volúmenes inflexibles, que ya están presentes en la noma técnica vigente desde 2019. De hecho, al comparar con la aplicación de la metodología de GNL inflexible, los impactos son del mismo orden. La metodología tampoco discute el impacto que puede tener en el equilibrio costo-eficiente del sistema interconectado, la posición comercial de los generadores en sus decisiones de traer y regasificar GNL.
La nueva metodología implementada por el Coordinador reduce el riesgo de descalce que podría existir entre las compras de volúmenes de GNL y el despacho de las unidades a gas, sin embargo, entrega señales erradas al mercado. De un lado, entrega una injustificada señal de abundancia de energía, pues, desacopla el precio spot de energía de los precios internacionales de los combustibles. Del otro, trae consecuencias no buscadas en el largo plazo, pues actúa como una suerte de límite superior en el precio spot de la energía en condiciones de escasez; implicando atrasos en las decisiones de inversión en nuevas centrales y en sistema de almacenamiento.