El brote de coronavirus en China  y el riesgo de su expansión ha afectado la producción local de carbón. De hecho la Administración Nacional de Energía de China instó a los mineros del carbón a reanudar la producción para mantener el mercado abastecido y estabilizar los precios.

La administración prohibirá estrictamente actividades como aumentar los precios del carbón más allá de sus contratos, negarse a cumplir contratos a mediano y largo plazo o restringir las ventas de carbón fuera de las áreas de producción. Por otro lado, la OPEP recortará producción de crudo en respuesta a la menor demanda de China.

Con respecto al uso de carbón en la generación de electricidad en Alemania, en los próximos cinco años este país cerrará cerca de 3.000 MW en centrales a carbón eficientes, una magnitud similar a la potencia instalada en centrales a carbón en Chile. Este cierre implicará una reducción anual de cerca de 18 millones de toneladas de dióxido de carbono.

Un reportaje intenta responder si el hidrógeno es el combustible del futuro, es decir, si el elemento más abundante del universo puede marcar el final de la era de combustibles fósiles. Algunas de las grandes compañías están realizando investigaciones intentando descubrir si es la solución a las crecientes necesidades de energía.

Los científicos en la Antártida registraron, por primera vez, agua inusualmente tibia debajo de un glaciar del tamaño de Florida. que ya se está derritiendo y contribuyendo a un aumento en el nivel del mar.

El glaciar Thwaites registró en las aguas de su base más de 2°C, lo que implicaría una advertencia de los graves cambios que está experimenta la tierra por el calentamiento global. No está claro qué tan rápido se deteriora el glaciar, los estudios han pronosticado su colapso total en un siglo y también en unas pocas décadas. Esto es significativo, porque junto con el Glaciar Pine Island, actúan como un freno en parte de la capa de hielo antártica occidental. Juntos retienen el hielo que, si se derrite, elevaría los océanos del mundo en más de un metro.

Por otro lado, hay controversia en España por una posible burbuja fotovoltaica. La saturación de permisos concedidos plantea dudas sobre prácticas especulativas en el mercado de puntos de conexión.  Según los datos para 2019 de la Red Eléctrica de España (REE) el incremento del 5,6% de la potencia instalada nacional (récord histórico con un valor de 110 gigavatios) se ha debido al aumento de la potencia instalada renovable, cumpliéndose así los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para 2030. En ese período, REE ha gestionado y permitido la puesta en servicio de 6.456 MW de generación renovable, 6.126 MW más que el año anterior.

El desarrollo de las tecnologías fotovoltaica y eólica en España  supondrá unos costos de producción cada vez menores. Pero el dominio del mercado por parte de cinco grupos implica incertidumbre para el cambio energético. Estas cinco compañías privadas generan el 70% de la producción, extendiendo su control a todas las tecnologías eléctricas salvo la cogeneración y, hasta el momento, la fotovoltaica. Son las mismas compañías que poseen la casi totalidad de las redes de distribución y realizan cerca del 90% de las ventas finales de electricidad. El problema es que las compañías ejercen un poder que les permite influir en la fijación de los peajes, pagados por los consumidores.

Karin Messener

Editora de Breves de Energía.

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