La generación eólica y solar fotovoltaica se han desarrollado y extendido durante los últimos años. Sin embargo, a pesar de que sus costos de operación son menores que los de la generación con combustibles fósiles, sus costos de inversión por unidad de energía son más altos y las cuentas de electricidad se han elevado. Así, el consumidor, sin estar al tanto de ello, ha estado subsidiando a las energías renovables. Es por ello que Australia está repensando sus políticas de fomento a estas tecnologías.
Tanto la generación eólica como la solar fotovoltaica varían más que la generación hidroeléctrica de pasada, una fuente de energía tradicional considerada muy variable. Los paneles solares reciben radiación sólo durante el día y el paso de nubes la interrumpe y la intensidad del viento que hace girar a las turbinas eólicas varía con las condiciones atmosféricas de la hora y el día. Así, durante más del 50% de las horas de cada día los parques solares fotovoltaicos y eólicos generan a menos del 15% de su capacidad.
En 2007 Google se propuso encontrar una forma de producir energía barata que no emitiera carbono para desplazar al carbón y revertir el cambio climático. Tras cuatro años de estudios y experimentos, el proyecto RE < C finalmente se canceló en 2011. En un reciente artículo los ingenieros de Google a cargo del proyecto extraen las lecciones.
Las energías renovables intermitentes introducirán serios problemas operaciones en el sistema y no ayudarán a bajar los precios. La política energética correcta debe ser tecnológicamente neutral y asegurar que sean las centrales eficientes las que se incorporaren al sistema.
El sueño alemán de sustituir la energía nuclear y los combustibles fósiles por ERNC pareciera estar llegando a su fin. El gobierno alemán introdujo la mayor reforma de los últimos 24 años, reduciendo sustancialmente los subsidios a las energías renovables y la capacidad máxima de fuentes intermitentes que se puede incorporar al sistema.
En julio del 2012 Australia introdujo un carbon tax, como medida para regular las emisiones de CO2. A fines del 2013, sin embargo, el nuevo gobierno decidió revocar el carbon tax y revisar sus metas de energía renovable, como una forma de responder al descontento surgido por los costos que está implicando la agenda climática.
Los costos de la hoja de ruta definida por Europa para transitar desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables, están reduciendo la competitividad de la industria, y han despertado en los gobiernos reparos sobre su efectividad.