Por Cristián M. Muñoz
Las baterías permiten un suministro 24×7 de energía renovable, y adicionalmente, pueden prestar otros servicios en las redes de potencia.
Hasta el momento, la forma más barata de almacenar energía a gran escala es en la forma de combustibles fósiles: carbón, petróleo o gas, los cuales, a través de un proceso tecnológico pueden rápidamente y de manera controlable convertirse en energía eléctrica. Sin embargo, el problema de la energía fósil es que emite CO2, principal gas de efecto invernadero.
Una de las alternativas a la energía fósil son las energías renovables, que tiene un menor impacto ambiental y no emiten CO2. Su problema radica en que no obedecen a una orden de despacho, ya que generan electricidad en la medida que cuentan con recursos primarios: agua, viento o luz solar.
Las baterías de ion de litio (las mismas que usan los vehículos eléctricos) pueden solucionar este problema. La baja significativa en los costos de producción, ha permitido que en los Estados Unidos, en los últimos tres años, se hayan instalado unos 700 MW, que representan el 0,06% de la capacidad de generación en octubre de 2017. Sin embargo, aún existe una diferencia de costos importante a favor de las energías fósiles.
De este modo, para que las baterías puedan entrar en los mercados eléctricos necesitan de ingresos adicionales.
Una alternativa son los subsidios directos, como los que se han implementado, por ejemplo en los primeros bancos de baterías licitados, en California. En el sur de Australia también hay otros ejemplos. Tesla construyó la batería más grande del mundo como parte de un plan de inversiones financiado por el gobierno de ese país para enfrentar la crisis generada por los apagones ocurridos en los primeros meses de 2017.
Un enfoque alternativo, es el multiservicio. Las baterías, al igual que otras tecnologías de almacenamiento de energía, pueden tomar, en diferentes momentos, el rol de suministrador, o bien, el de consumidor de energía, lo cual, sumado a su rapidez de respuesta crea una combinación de costos e ingresos que les permite enfrentar en mejor pie a las tecnologías convencionales.
El multiservicio ya se está aplicando fuertemente en los estados del sur oeste de los Estados Unidos (California, Arizona, Nevada y Nuevo México), los que han puesto mucha presión en la incorporación de baterías de litio a los sistemas de potencia. El multiservicio permite que las baterías obtengan ingresos adicionales provenientes de la garantía de suministro (también llamada suficiencia) y de los servicios complementarios de red. De hecho, la Agencia de Energía de los Estados Unidos (US EIA) reconoce, al menos, seis diferentes servicios.
Al parecer, es justamente el concepto de multiservicio el que le habría permitido a Arizona Public Service (APS) adjudicarle a First Solar un contrato de 50 MW de suministro durante las horas de punta del sistema por un período de 15 años. La oferta de First Solar incluyó un generador solar de 65 MW, el que es respaldado por un banco de baterías. Con esta combinación, First Solar podrá cargar las baterías cuando el sol alumbre y con ello entregar la energía entre las 15:00 y las 18:00 horas, al atardecer.
Lo novedoso es que, al parecer, la oferta de First Solar habría predominado por sobre soluciones convencionales basadas en turbinas de ciclo abierto a gas natural, que es la solución típica para abastecer consumos sólo durante las horas de punta del sistema. Si bien, una turbina en ciclo abierto a gas tiene un costo de operación mucho más alto, el monto de su inversión es bastante menor a una solución como la ofertada por First Solar. De este modo, pareciera que la superioridad de la oferta de First Solar habría estado en la valorización de los servicios adicionales que es capaz de prestar.
En Chile, esta discusión recién comienza.
Si bien, el nuevo reglamento de coordinación, aún en Contraloría, reconoce el multiservicio de los sistemas de almacenamiento, falta precisar qué servicios se reconocerán y cómo se asegurará que la prestación de un servicio, no anule otro – este es el principal problema al que apuntan los detractores del multiservicio, pues, se sostiene que al dar un servicio, el sistema de almacenamiento podría quedar inhabilitado para entregar otro–.
Otro punto importante por definir es que los mayores costos originados por la intermitencia y la volatilidad de las energías renovables sean reconocidos en los precios, de este modo, se dará la señal económica adecuada para la entrada del almacenamiento de energía que el sistema necesita, tal como lo recomienda un estudio realizado por Sinex y la Universidad de Comillas en 2017.
Como se puede apreciar, nuestro país debe recorrer aún un largo camino en definiciones regulatorias y técnicas para que podamos aplicar el multiservicio a las baterías.
Cristián M. Muñoz
Fundador de Breves de Energía.
Correo de contacto: cmmunozm@brevesdeenergia.com