En su reciente reporte de Agosto, el Departamento de Energía de los Estados Unidos reconoce que el shale gas barato ha sido la principal causa del menor uso del carbón y de la energía nuclear en la generación de electricidad en ese país.

Entre 2002 y 2016, 531 unidades generadoras a carbón, que representan aproximadamente 59.000 mega-watts (MW) de capacidad de generación, fueron retiradas. Sólo en 2015, de los 18.000 MW térmicos que se retiraron, el 80% correspondió al retiro de centrales térmicas a carbón. Las unidades a carbón retiradas del sistema fueron las plantas más antiguas, la mayoría de ellas construidas entre 1940 y 1960. Por su parte, entre 2002 y 2016, se anunció el retiro de 4.666 MW de capacidad de generación nuclear, 4,7% del total de la capacidad nuclear de los Estados Unidos.

La mayoría de las plantas retiradas tenían costos de operación superiores al de las centrales térmicas a gas. Las tecnologías de perforación horizontal y de fractura hidráulica han permitido el notorio aumento de la producción de gas. El aumento de la producción ha sido acompañado por una sustancial caída del precio mayorista del gas natural, de hecho, en términos reales, los precios mayoristas observados en los Estados Unidos han sido los más bajos en los últimos 25 años.

El reporte contradice la común creencia de que la retirada del carbón se debe a la imposición de reducciones de carbono y al fomento de las energías renovables, ambas políticas impulsadas durante la administración del presidente Obama. En la realidad, la reducción de CO2 en los Estados Unidos no es sino la consecuencia de un reemplazo económico, ya que, a los generadores les sale más barato quemar gas natural que carbón.

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