Por Cristián Marcelo Muñoz

Los contratos pueden incluir opciones que permiten reprogramar los barcos con GNL, contrastando con la existencia de la condición de suministro inflexible de GNL.

En Chile, la operación de las centrales y las transacciones de electricidad entre los generadores son definidas por el Coordinador Eléctrico Nacional (Coordinador), el cual, despacha las centrales, con el fin de suministrar la demanda de electricidad al mínimo costo. El resultado es el costo marginal de energía o precio spot, con el cual se valorizan las transacciones de energía entre los generadores. Con este fin, los generadores deben declarar al Coordinador los precios y la disponibilidad de combustible de sus unidades termoeléctricas, de acuerdo a los contratos de suministro que estén vigentes con sus proveedores. Las declaraciones del gas natural licuado (GNL) se rigen por una norma técnica, que especifica la forma en que los generadores deben informar al Coordinador sus acuerdos de suministro, específicamente las condiciones y términos de los volúmenes contratados en un programa anual de entregas (ADP por sus siglas en ingles) y los costos asociados a estos volúmenes.

Debido a que el GNL tiene asociado altos costos de capital en transporte, licuefacción y regasificación, los contratos de suministro se suelen comprometer por largos períodos y con bastante anticipación, lo que ha derivado en ciertas rigideces en su suministro. Como consecuencia y de manera excepcional, la actual norma le permite a los generadores que compran GNL declarar una parte de sus compras en calidad de “inflexible”, y con ello ganar prioridad en el despacho de las centrales programado por el Coordinador. Básicamente, la idea es permitirle al generador usar en sus centrales sus excesos ocasionales e inflexibles de GNL.

La norma técnica asume que el gas inflexible no tiene otros usos alternativos en mercados secundarios de GNL, o bien no tiene la opción de ser almacenado. De este modo, el regulador asume que a falta de usos alternativos, el volumen de GNL sin colocación en el sistema eléctrico sería venteado, una especie de vertimiento de gas si se usa la analogía con los embalses de un sistema eléctrico. La Norma también presume que el generador que compra GNL realizará “sus mejores esfuerzos” para evitar esta condición y poner el gas en otro lugar, y además, que la condición de GNL no obedecerá a una optimización comercial de sus ventas o compras de energía en el spot. Por su parte, el Coordinador es el encargado de solicitar los antecedentes que correspondan y de chequear que efectivamente se cumplan estas condiciones.

El resultado práctico ha sido que las declaraciones de GNL inflexible, lejos de ser excepcionales, han representado un porcentaje significativo del GNL ― en 2019 estas declaraciones representaron poco más del 60% del GNL usado ―, han impactado a la baja el costo marginal de energía y alterado las transacciones de los generadores en el spot, según se muestra en un reciente  estudio de BdE.

Esta situación llevó a algunos generadores a cuestionar las declaraciones de GNL inflexible y a solicitar un pronunciamiento del Tribunal de la Libre Competencia (TDLC) respecto del eventual poder de mercado que esta condición de inflexibilidad le daría a los generadores que compran GNL, quienes de manera coincidente son deficitarios de energía, es decir, compran energía en el mercado spot, para luego venderla a precios en contratos cuyos precios son significativamente superiores al precio spot. Esta situación, también impulsó o sumó a la CNE a iniciar un proceso de revisión de esta norma.

G. Palacios1, en su informe que acompaña la presentación al TDLC, indica que los contratos de suministro de GNL presentan una opción “make‐up LNG”. Al parecer, esta opción suele acompañar a los contratos de GNL, y en esencia le permite al generador cancelar, en cualquier momento, barcos que hayan sido programados con anterioridad en el ADP. En términos simples, si hoy no se puede consumir el gas comprometido, el generador de todos modos debe pagarlo, sin embargo, puede desviar el barco que trae el GNL y solicitarlo nuevamente al final del contrato, extendiéndose la vigencia del mismo. De este modo, el pago del GNL se desacopla de su entrega, y el gas no se pierde, sólo se desplaza al futuro su consumo. En buenas cuentas, la opción “make‐up LNG” permite recolocar el GNL en otro lugar de destino, quedando obligado el vendedor a entregar el volumen de GNL en un futuro ADP, a solicitud del generador.

Por su parte, se ha señalado que algunos contratos de suministro de GNL no contendrían la opción de “make-up LNG”, justificando con ello, la existencia de la condición de inflexibilidad. Sin embargo, este argumento, más bien, deja en evidencia la debilidad de la norma, pues el generador que compra GNL al tener la opción de declarar sin costo alguno la condición de inflexibilidad, pierde incentivos para contratar cláusulas que le permitan tener un suministro más flexible de GNL.

Las declaraciones del precio del gas natural para efectos del despacho de las centrales termoeléctricas no son un problema nuevo. Una situación similar ya ocurrió en los noventa con el arribo del gas natural de Argentina. Los contratos de suministro de gas también incluían cláusulas del tipo “take or pay”, es decir, el gas se debía pagar a todo evento aunque no se consumiera. Sin embargo, en esa oportunidad, los CDEC (versión anterior del Coordinador), para el despacho de las centrales representaron el costo variable del gas quemado en las centrales termoeléctricas según el precio que pagaban los generadores en sus contratos de gas, pues, el CDEC consideraba que era una buena aproximación del costo de oportunidad de ese combustible ― la CNE en sus cálculos semestrales de precios de nudo también consideraba este criterio―. En buenas cuentas, el generador que importaba gas asumía todo el riesgo de la decisión de compra. Cabe señalar que en aquella oportunidad, los generadores que importaban gas eran excedentarios de energía en el spot.

En definitiva, la opción de “make-up LNG” es equivalente a un almacenamiento de capacidad ilimitada, que lleva al GNL a un tratamiento similar al carbón o al petróleo, y su consecuencia práctica es la inexistencia de la condición de inflexibilidad. Al suprimir la condición de GNL inflexible de la norma, será el mismo mercado quien definirá las condiciones del suministro de este combustible, pues mayores flexibilidades se reflejarán en mayores precios del GNL.

Notas

  1. Palacios G, 2020, Principales características de los contratos de GNL y del GNL regasificado en la zona central de Chile, informe final, Tribunal de la Libre Competencia.

Cristián Marcelo Muñoz

Fundador de Breves de Energía. Email de contacto cmmunozm@brevesdeenergia.com.

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