Es probable que el próximo año (2020) sea otro de los más calurosos registrados, con un pronóstico de temperaturas globales de más de 1.1°C por encima del promedio preindustrial, según las estimaciones de Met Office (Oficina Meteorológica). Si el pronóstico es correcto se acercaría a niveles peligrosos, ya que  los científicos han advertido que el calentamiento de más de 1.5 ° C tendría efectos perjudiciales en el clima mundial.

Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero muestran pocas señales de disminución: la investigación publicada durante las conversaciones sobre el clima de la ONU, a principios de este mes, mostró que las emisiones anuales de carbono eran ahora un 4% más altas que en 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

La demanda mundial de carbón se contrajo levemente, mostrando la poca relevancia del acuerdo de París. El 2019  se registró por primera vez en dos años un declive en los combustibles fósiles, en la medida que Europa y los Estados Unidos dejan atrás las centrales a carbón en favor del gas barato y la energía renovable.

Sin embargo, de acuerdo a un último estudio de la IEA (Agencia Internacional de Energía) Asia sostendrá la demanda por carbón en los próximos cinco años. Pese a las advertencias del IPCC, la participación del carbón ha escalado en los últimos treinta años del el 20 % al 80%.

La Corte Suprema de los Países Bajos ordenó al gobierno reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la nación holandesa en un 25 por ciento respecto de los niveles de 1990 para fines de 2020.

Es la primera vez que los tribunales ― a raíz de demandas de grupos ambientalistas ―  obligan al estado a tomar medidas contra el cambio climático. Esa decisión, basada en parte en las teorías de los derechos humanos, declaró que la posibilidad de daños a las generaciones actuales y futuras era tan grande y concreta que, dado su deber de cuidado del medio ambiente, “el estado debe hacer una contribución adecuada, mayor que su contribución actual, para prevenir los peligros de un cambio en el clima”.

El gobierno de Trump anunció que bloquearía una legislación diseñada para eliminar gradualmente las ampolletas incandescentes más antiguas y que exigía a los estadounidenses el uso de bombillas eficientes de bajo consumo.

El Secretario de Energía dijo que la administración había elegido proteger la elección del consumidor asegurando que el pueblo estadounidense no pague el precio por una regulación innecesaria del gobierno federal. Esto porque la innovación y la tecnología ya están aumentando la eficiencia y el acceso a las mejores bombillas sin la intervención del gobierno federal. La legislación que habría entrado en vigencia el 1 de enero, fue requerida por una ley aprobada en 2007 durante la administración del presidente George W. Bush.

Anglo American, una de las empresas mineras más grandes del mundo, busca calmar los temores y evitar un enfrentamiento con los accionistas sobre la membresía de poderosos grupos de defensa de la industria de los combustibles fósiles. Además, adquirirá una serie de compromisos que alinearán más claramente su actividad con el acuerdo de París sobre el cambio climático, que incluyen una promesa de publicar las membresías de asociaciones industriales.

Por su parte, The London Stock Exchange Group (FTSE) sumo a su índice, el cual prohíbe la inversión en empresas ligadas a las emisiones de carbono, a empresas petroleras y de gas. El índice explícitamente prohíbe las inversiones en carbón.

Karin Messenger

Editora de Breves de Energía.

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