Frente a políticas más restrictivas a las emisiones de CO2, hoy día, más de 600 grandes empresas en el mundo − principalmente de energía − están usando internamente un precio al carbono en sus proyecciones, lo que las ayuda a valorar el impacto de medidas de reducción de emisiones y, con ello, sincerar el valor de sus activos, principalmente si están ligados al uso de combustibles fósiles.
Sin embargo, el precio del CO2 no necesariamente corresponde al costo social del carbono. En efecto, el costo social del carbono, expresado en dólares por tonelada de CO2 emitida (USD/tCO2), refleja el valor presente del daño en el clima que producirá emitir hoy una tonelada de CO2. W. Nordhaus en su artículo de 2016, actualizó el valor del costo social del carbono para 2015 en USD 31/tCO2 (en dólares de 2010), subiendo incluso a más de USD80/tCO2 para 2040.
Aplicar este valor globalmente, sin embargo, implicaría una drástica sustitución de una gran parte de los combustibles fósiles por formas de energía que no emitan CO2. De aquí que, el valor económico que tendrán los activos ligados a emisiones de CO2, no es fácil de calcular, ya que dependerá de la trayectoria creciente que se defina para el precio del carbono.
En Chile, el Ministerio de Desarrollo Social usa en sus evaluaciones de largo plazo USD32,5 por cada tonelada de CO2 emitida. Este valor proviene de estimar el precio sombra a partir del análisis de los costos marginales de abatimiento de CO2 que permiten cumplir con las metas de mitigación de Chile bajo el Acuerdo de París.
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