California ha transitado rápidamente en su descarbonización. Sin embargo, en la reciente ola de calor, el suministro de electricidad se vio comprometido, con precios que alcanzaron US$1.000/MWh.
Las subastas de servicios complementarios fueron inauguradas en enero de este año. Sin embargo, no existirían condiciones de competencia que aseguren el suministro eficiente de estos servicios.
El precio spot de la electricidad continúa en caída como consecuencia de la crisis del COVID-19, haciéndose más evidente su divergencia del precio de la energía en las tarifas reguladas.
En sus nuevas proyecciones, la CNE estima que el consumo de electricidad caería entre 6 y 9 por ciento, respecto de las estimaciones de 2019. Sobre la misma base, la nueva proyección de precios spot apunta a una caída de casi un 50% en términos reales.
En diez años, los costos han caído bruscamente y en algunos países, los menores costos de la generación distribuida llegan al 80%. En contexto, el retiro de algunas unidades a carbón, constata, más bien, una evidente obsolescencia tecnológica, que una contribución a la descarbonización del sistema eléctrico.
Si bien, el retiro de algunas unidades a carbón tendrá un impacto modesto en las emisiones de carbono, es un buen inicio para resolver el problema de fondo: penalizar en el despacho y en la asignación de potencia a las centrales que dañan el clima.
El precio del GNL internacional se ha desplomado, y recientemente un generador local ha informado precios, que dejan a sus centrales más baratas que las a carbón.
La caída del precio del carbón reducirá los costos de generación e impactará fuertemente a los precios de la electricidad.
El proyecto persigue aliviar a la población afectada por la crisis sanitaria, sin embargo, podría implicar un riesgo financiero significativo para la industria de electricidad.
A más de un mes del surgimiento del COVID-19 en Chile, el descenso en la actividad económica se sigue reflejando en una nueva reducción en el consumo y en los precios spot de la electricidad.